Aitor Agirre |
Son muchas las tiendas que están adaptando su negocio al mundo online, bien cambiando por completo el modelo de negocio, o bien complementando las ventas tradicionales. Aun así, dar el salto al e-ommerce requiere un proceso de adaptación y el tener en cuenta algunos elementos clave.
Mercado Actual, el portal de e-comerce especializado en la comercialización de productos y servicios a través de Internet, ha analizado los principales problemas con los que se topan las tiendas tradicionales cuando intentan adaptar su negocio al mundo online.
El palabras de Rafael Torres, Director General de Mercado Actual, “Para muchas tiendas tradicionales, estar o no estar también online supone, además de una cuestión de imagen, más acorde con los tiempos tecnológicos que vivimos, una cuestión de supervivencia, ya que el e-commerce les permite ahorra gastos, además de multiplicar exponencialmente el volumen de su audiencia potencial”.
De todas formas, desde el portal advierten de que el error más común cometido por las empresas que desean adaptar su actividad al e-commerce, es limitarse ofrecer los mismos productos de la tienda tradicional en Internet. “Se trata de canales de venta completamente diferentes, no sólo por la manera de relacionarse con el cliente, sino en multitud de aspectos que afectan a la gestión de stocks, la promoción, la política de precios o los propios condicionantes legales”, añade Rafael Torres.
La hoja de ruta para adaptar tu negocio al mundo online
1. Necesitas un stock más amplio. Frente a la ventaja de “tocar el producto y llevártelo puesto” del comercio tradicional, el comercio online puede presumir de ofrecerle a sus clientes una oferta mucho más extensa entre la que escoger. El número limitado de artículos con el que juega la tienda física no es suficiente para el mundo online.
2. Política de promociones más dinámica. Lo de colgar el cartel de “rebajas” el 7 de enero y quitarlo el 28 de febrero” no funciona en la Red. Tendrás que trabajarte mucho más la rotación de productos en tu tienda online por medio de promociones, campañas puntuales, concursos, etc. La clave es que la web no sea un elemento estático de venta, es necesario que fluya, que sea dinámica.
3. Mayor cuidado en el servicio postventa. En el comercio tradicional el mayor esfuerzo comercial se realiza en la propia venta, y por lo general, la actividad del comerciante termina en el momento en el que el cliente sale por la puerta con su compra. En el entorno digital, en cambio, la compra supone un punto de arranque, y es a partir de que se ha formalizado la transacción cuando da comienzo todo un proceso de pagos seguros, logística, seguimiento y control de incidencias.
4. Tus márgenes se reducen. Tendrás que tener muy presente la importancia del precio en Internet a la hora de marcar tu política de precios. Parte de esos costes que vas ahorrar por el hecho de no tener que pagar alquileres, electricidad, dependientes o seguridad, tendrán que traducirse en precios más asequibles. No puedes cobrar lo mismo que en la tienda física si quieres ser competitivo.
5. Cambia tu concepto de logística. Antes el problema era traer los productos hasta la tienda; ahora se trata de llevarlos hasta las casas de los compradores. Ya no se trata de un centro que distribuye a diversas tiendas físicas, sino que ahora la logística centraliza las compras en un punto y desde allí sale a los hogares de los usuarios.
6. Manejas niveles de obsolescencia diferentes. En una tienda física, al trabajar con almacén y stocks propios, siempre hay una partida de productos “de otras temporadas”, a los que no se consiguió dar salida en su momento y que generan un coste de obsolescencia que hay que intentar paliar mediante ofertas y promociones especiales. En el ámbito online esta convivencia entre productos nuevos y sus “antepasados” inmediatos no se da tanto.
7. La protección legal del cliente/usuario cambia. En Internet existe una amplia gama de garantías para el consumidor, superiores incluso a las que ampran al consumidor en general, porque hay que generar esa confianza que se genera en el cara a cara, y por lo tanto tenemos que adaptarnos a dicho marco.
8. Entra en juego la reputación online. La mala gestión de una venta física se queda muchas veces, en el peor de los escenarios, en la pérdida de ese cliente. En Internet, los efectos de la mala experiencia de un usuario pueden amplificarse a través de foros y blogs, pudiendo causar grandes problemas a la empresa. Cuidar el servicio y, en el caso de que haya quejas, atenderlas y resolverlas con rapidez, es esencial para toda tienda online.
Fuente : 20Minutos.es